La sucesión de empresas se ha traducido en la eliminación completa de derechos laborales adquiridos y el silencio so pena de despido, camuflándola bajo un falso acuerdo que no es otra cosa que la imposición abusiva de la degradación de sus condiciones El turbio mundo de las contratas, cuyo beneficio se consigue con frecuencia a costa del empobrecimiento y la precarización de sus trabajadores.
Hace ya un tiempo, tuve el honor de formar parte del consejo de la responsabilidad social empresarial de Extremadura y, ya entonces, me manifesté sobre el riesgo de que, en el afán de conseguir que más empresas se sumaran, se relajara la vigilancia hasta convertir el “sello” en un mero instrumento propagandístico para las empresas.
Los recientes sucesos en la central nuclear de Almaraz -cuyos propietarios alardean de RSE con fines, efectivamente, propagandísticos-, donde un chanchullo de contratas y subcontratas durante la sucesión de Inabensa por Tamoin, ha mostrado cómo puede burlarse la supuesta RSE delegando en las contratas la represión de los derechos laborales-, han terminado por darme la razón muy a mi pesar.
Los hechos, por más que se quieran enrevesar, son sencillos: a Inabensa la suceden Tamoin, Ghesa y Visanja, que se hacen cargo de sus trabajadores promoviendo la eliminación completa de sus derechos adquiridos y el silencio so pena de despido, y camuflándola bajo un falso acuerdo que no es otra cosa que la imposición abusiva de la degradación de sus condiciones laborales.
Cuando cinco de los trabajadores afectados se han rebelado contra el evidente abuso y recurrido a los tribunales, sencillamente han sido despedidos sin tomar en cuenta sus carreras profesionales intachables. Se trata de sacrificar un chivo expiatorio para imponer el terror. Nada nuevo en el turbio mundo de las contratas, cuyo beneficio se consigue con frecuencia a costa del empobrecimiento y la precarización de sus trabajadores.
La pelota está en el tejado de Iberdrola, Naturgy y Endesa ¿Van a seguir presumiendo de empresas responsables mientras delegan en una maraña de contratas y subcontratas la represión y el deterioro de las condiciones de trabajo en la Central Nuclear de Almaraz? Quizás la administración debería decidir también si consiente ser utilizada como coartada para que empresas irresponsables se laven la cara ante el consumidor.
Ricardo Salaya Monsell
Secretario General
UGT FICA Extremadura