“Suelo pegajoso” frente a “techo de cristal” para señalar la dificultad de las mujeres para desarrollar su carrera profesional en igualdad de condiciones con los hombres. Con ello se refiere a la persistencia de la discriminación por género y al modo en que, una vez que el reproche social y legal la han convertido en políticamente incorrecta, se mantiene de forma más sutil y sibilina.
Hace quizás un par de años, durante el debate tras una mesa redonda, en unas jornadas de las que acostumbramos a celebrar en UGT para reflexionar sobre el mundo del trabajo y sus conflictos, y por contraposición al concepto de “techo de cristal”, escuché por primera vez a Fátima Torres utilizar el de “suelo pegajoso” para señalar la dificultad de las mujeres para desarrollar su carrera profesional en igualdad de condiciones con los hombres. Con ello quería referirse a la persistencia de la discriminación por género y al modo en que, una vez que el reproche social y legal la han convertido en políticamente incorrecta, se mantiene de forma más sutil y sibilina.
Viene este recuerdo al caso por la evidencia de que, tras más de un siglo de lucha feminista, tenemos que constatar que el ritmo actual del progreso condena a las mujeres a una desigualdad perpetua, y que nos pone frente al espejo como sociedad, obligándonos a considerar que, si no conseguimos acelerar el motor del cambio, habremos fracasado en el cumplimiento de un objetivo que hace ya más de cuarenta años fijamos como imperativo legal en nuestra Constitución.
La radicalización desvergonzada de las derechas (de todas las derechas), cuestiona durante los últimos años incluso los insuficientes avances en materia de igualdad, criminaliza al movimiento feminista, y amenaza con revertir un proceso de cambio incluso tan lento como el que hemos conseguido, obligándonos a responder de manera firme y decidida si realmente queremos lograr una sociedad en progreso.
Por eso, desde la Federación de Industria, Construcción y Agro de la Unión General de Trabajadores y Trabajadoras de Extremadura, llamamos a la sociedad un año más a la movilización en este ocho de marzo, aun con las limitaciones que en esta ocasión impone la pandemia, y nos sumamos a la reivindicación del movimiento feminista del que nos sentimos parte, porque somos la izquierda del trabajo, porque no podemos concebir una sociedad estancada en prejuicios que la impiden progresar como debiera, y porque la justicia social forma parte de nuestro código genético y es la razón de ser del sindicalismo de clase.
Ricardo Salaya Monsell
Secretario General
UGT FICA Extremadura